Esta leyenda con visos históricos transcurre en los antiquísimos tiempos de la unificación peninsular de Shilla, a fines del siglo IX. La entonces monarca de Shilla, la reina Jinseong, envió a su hijo menor, Yangpe, al reino chino de Tang en una misión diplomática. Acompañaban al príncipe en la travesía marítima hacia occidente, cincuenta de los mejores arqueros de Shilla, pues habían tenido noticias de que los piratas de Baekje planeaban atacarlos. Al acercarse la nave que transportaba la expedición a la isla de Gokdo, se desató una gran tormenta que mantuvo detenida la embarcación durante diez días. El príncipe Yangpe, preocupado porque la misión se estaba atrasando demasiado, consultó con un adivino sobre lo que debía hacer. La respuesta que obtuvo fue que debía realizar un ritual de ofrenda al dios del lago que había en el centro de la isla. El príncipe hizo lo que indicaba el adivino y de inmediato un enorme chorro de agua se levantó de la superficie del lago. Esta misma noche el príncipe soñó que se le aparecía un anciano y le decía: “Deja a uno de tus arqueros en esta isla y tendrás el mar calmo para el resto de la travesía.” A la mañana siguiente lo consultó con sus hombres, pero ninguno quería quedarse en aquella isla. Alguien propuso que escribieran sus nombres en tablillas de madera y que las lanzaran a las aguas del lago, para que el dios decidiera quién debía quedarse. Mientras todas las tablillas quedaron flotando, sólo la que llevaba el nombre de Ko Taji se hundió en el lago, por lo que fue elegido para sacrificarse por los demás. Cuando el barco partió dejando en la playa a este hombre, los vientos se calmaron como por arte de magia.
Ko Taji quedó solo y triste en la isla. Cuando estaba hundido en sus pesares, un anciano salió del lago y le dijo: “Soy el dios del mar. Todas las madrugadas, cuando sale el sol, baja un monje del cielo y entonando en voz alta un rezo da tres vueltas alrededor de este lago. Cuando salen a flote los espíritus de mis hijos, les devora el hígado uno a uno. En este momento sólo quedamos mi mujer, una hija y yo. Seguro que mañana muy temprano volverá este monje. Te pido que te escondas y que lo mates de un flechazo para que no siga destruyendo mi familia”. Ko Taji tranquilizó al anciano diciéndole que él era un excelente arquero y que haría lo posible para cumplir su pedido.
Al día siguiente, al salir el sol, apareció efectivamente un monje que comenzó a dar vueltas al lago repitiendo una especie de conjuro mágico. Al instante, salió el anciano de las profundidades del agua convertido en un dragón. Cuando el monje estaba a punto de devorar el hígado del dragón, Ko Taji le disparó una flecha certera que se clavó en el corazón del monje, quien murió al instante y se convirtió en una zorra de nueve colas. El anciano, que era nada menos que el rey dragón del mar, le dio las gracias a Ko Taji y en recompensa por su acción, le ofreció la mano de su hija. Ko Taji aceptó gustoso y el anciano convirtió a su hija en una flor para que el joven arquero pudiera llevarla escondida en la manga de su vestido. A continuación, el anciando dispuso que dos dragones escoltaran un magnífico barco, con el que Ko Taji llegó sano y salvo y lleno de gloria al reino chino de Tang. El rey de Tang recibió a Ko Taji con todos los honores y presentes que se dispensan a un altísimo personaje. Y gracias a Ko Taji, la misión diplomática del príncipe Yangpe en la corte china obtuvo todo lo que deseaba. Después de holgar un tiempo en el reino de Tang, volvieron todos juntos a Shilla escoltados por los dos dragones. Una vez en su hogar, Ko Taji sacó la flor que llevaba cuidadosamente escondida en la manga de su traje y ésta se convirtió en la preciosa hija del rey dragón del mar, con quien se casó y fue feliz el resto de su vida.
Esta leyenda aparece en un pseudo-libro de historia sobre los tres reinos de la antigua península coreana titulado “Sam Guk Yu Sa”. Esta historia fue tomada luego para explicar el origen mítico de uno de los ancestros del rey fundador del reino de Goryo, que sucedió al reino de Shilla y floreció desde el siglo X al XIV. Esta leyenda está considerada también como un antecedente del cuento de la buena hija Simcheong, que ya les hemos presentado, por el motivo del sacrificio humano y de la flor que se convierte en una bella muchacha.
Ko Taji quedó solo y triste en la isla. Cuando estaba hundido en sus pesares, un anciano salió del lago y le dijo: “Soy el dios del mar. Todas las madrugadas, cuando sale el sol, baja un monje del cielo y entonando en voz alta un rezo da tres vueltas alrededor de este lago. Cuando salen a flote los espíritus de mis hijos, les devora el hígado uno a uno. En este momento sólo quedamos mi mujer, una hija y yo. Seguro que mañana muy temprano volverá este monje. Te pido que te escondas y que lo mates de un flechazo para que no siga destruyendo mi familia”. Ko Taji tranquilizó al anciano diciéndole que él era un excelente arquero y que haría lo posible para cumplir su pedido.
Al día siguiente, al salir el sol, apareció efectivamente un monje que comenzó a dar vueltas al lago repitiendo una especie de conjuro mágico. Al instante, salió el anciano de las profundidades del agua convertido en un dragón. Cuando el monje estaba a punto de devorar el hígado del dragón, Ko Taji le disparó una flecha certera que se clavó en el corazón del monje, quien murió al instante y se convirtió en una zorra de nueve colas. El anciano, que era nada menos que el rey dragón del mar, le dio las gracias a Ko Taji y en recompensa por su acción, le ofreció la mano de su hija. Ko Taji aceptó gustoso y el anciano convirtió a su hija en una flor para que el joven arquero pudiera llevarla escondida en la manga de su vestido. A continuación, el anciando dispuso que dos dragones escoltaran un magnífico barco, con el que Ko Taji llegó sano y salvo y lleno de gloria al reino chino de Tang. El rey de Tang recibió a Ko Taji con todos los honores y presentes que se dispensan a un altísimo personaje. Y gracias a Ko Taji, la misión diplomática del príncipe Yangpe en la corte china obtuvo todo lo que deseaba. Después de holgar un tiempo en el reino de Tang, volvieron todos juntos a Shilla escoltados por los dos dragones. Una vez en su hogar, Ko Taji sacó la flor que llevaba cuidadosamente escondida en la manga de su traje y ésta se convirtió en la preciosa hija del rey dragón del mar, con quien se casó y fue feliz el resto de su vida.
Esta leyenda aparece en un pseudo-libro de historia sobre los tres reinos de la antigua península coreana titulado “Sam Guk Yu Sa”. Esta historia fue tomada luego para explicar el origen mítico de uno de los ancestros del rey fundador del reino de Goryo, que sucedió al reino de Shilla y floreció desde el siglo X al XIV. Esta leyenda está considerada también como un antecedente del cuento de la buena hija Simcheong, que ya les hemos presentado, por el motivo del sacrificio humano y de la flor que se convierte en una bella muchacha.
Fuente KBS WORLD
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